lunes, 1 de octubre de 2012

Recordar

Por: Camila González Plata
Frecuentemente uno va notando que no tiene ganas de hacer nada, o que mas bien todo no vale la pena; quizá frente a esa resolución de ideas tan abstractas y suicidas las personas  terminen haciendo eso, suicidándose. Nunca he tenido un suicida conocido, he escuchado mucho de ellos por terceros, pero nunca ha sido una experiencia personal; me gusta no tener esa clase de experiencias.

Cuando alguien muere es simplemente paranormal, las sensaciones que se agolpan en recuerdos y las cantidades de sentimientos encontrados a través de éstas quizá sean la llave hacia la melancolía, y si no, hacia la locura. Tener recuerdos de alguien que ya está muerto asusta, no por el miedo a que algún fantasma o espíritu de esa persona aparezca a media noche, o de pronto tenga deudas pendientes o  el sonido de sus pasos contra el suelo sea señal de tormento, tampoco por el miedo a que se caigan cosas de la nada o suene el teléfono y no se escuche a nadie del otro lado (todas cosas de películas), sino que asusta el hecho de seguir viendo en esos recuerdos el pasado de un pensamiento que alguna vez se pensó iba a suceder en un futuro  ya inexistente.

Yo recuerdo vagamente porque me he dedicado a no hacerlo, me he esforzado gran parte de mi vida intentando olvidarlo todo para que de nuevo se conviertan en algo sorprendente todas las cosas; la gente nunca entiende como alguien puede querer no recordar, yo tampoco lo entiendo muy bien, pero ayuda a dejar de lado lo malo y lo bueno, y solamente saber lo necesario de las cosas. A veces suele ser aburrido no saber más cosas, otras entretiene volverlas a intentar, volverlas   a escuchar, volverlas a sentir, porque en esa sinestesia es que surgen los sentimientos de la gente, surge el alma de cada persona.

Por eso a un muerto hay que temerle, porque ya estando muerto nos da mucho más que sentir que estando vivo; por medio de sus recuerdos nos agobia, nos sonríe,  nos llora o nos deja sin respiración en el vacío absurdo del futuro. Lamentablemente el ser humano recuerda, lamentablemente también olvida, y aún más lamentable es que nunca sabrá para qué recuerda o para qué olvida.


2 comentarios:

  1. Hueco sólo, hueco y frío
    terror destellando, vértigo,
    sombra gris, oscura historia,
    tan sólo sé de tu sueño,
    muerte, que estás donde estás
    contemplándome en silencio.

    Mariano Roldán.

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  2. Ya simplemente el nombre de tu blog me encanta, soliloquiame... porque supuestamente a eso venimos aquí no? Muy original!

    Por cierto, si quieres también puedes seguirme por twitter (@maay_gt) Un besito guapa! :)

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