Por: Camila González Plata
Actor: ¿Qué te
parece la ciudad?
Visitante: La
ciudad está bien
Actor: ¿Que te
parecen las calles?
Visitante: Las
calles están bien
Actor: ¿Y aquel
edificio?
Visitante: Bonito
Actor: Es nuevo
Visitante: ¿¡Ah!
sí? No lo sabía
Actor: Eso
siempre pasa, todo últimamente es nuevo.
Visitante: Entonces,
¿Cómo supiste que era nuevo?
Actor: Leí el
letrero, este de aquí en frente, dice: Obra finalizada; con fecha de dos meses.
Visitante: ¡Ah!
Sí, ya lo veo.
Actor: Sí…
Visitante: ¿Y a ti
cómo te parece la gente?
Actor: ¿Por qué?
Visitante: Bueno,
es que casi no puedo caminar
Actor: ¿Te
incomoda?
Visitante: Un
poco
Actor: A mí me
gusta, hay posibilidades de ser más sociable, de hacer más cosas.
Visitante: Prefiero
el pueblo
Actor: ¿No te
agrada la ciudad?
Visitante: No, me
entristece
Actor: ¿Qué es lo
que te entristece?
Visitante: ¿Ves a
ese hombre de allá?
Actor: ¿Cuál? Hay
muchos
Visitante: Al
hombre acostado que está allá
Actor: Es un
mendigo
Visitante: ¿Mendigo?
¿Por qué?
Actor: No hace
nada, eso es un mendigo
Visitante: ¿Y cómo
sabes que no hace nada?
Actor: Porque
está ahí tirado
Visitante: Eso es
algo
Actor: Bueno si,
pero eso aquí no cuenta
Visitante: ¿Por
qué no?
Actor: Hay que
trabajar como todos los demás para poder destacar, para poder vivir en medio de
toda la novedad, ¿no te parece bella?
Visitante: ¿Quién?
Actor: La novedad
Visitante: ¡Ah!
No sé, es incomodo.
Actor: ¡¿Incomodo?!
¿Cómo puedes decir eso? Es lo justo, el mundo debe cambiar; no nos podemos quedar atrás.
Visitante: ¿Y por
qué la ciudad no cambia con nosotros?
Actor: Porque somos
muchos y ella es una sola
Visitante: ¡Ah!
Es lamentable…
Actor: ¿Tú crees?
Visitante: Si. Espera, entonces volteemos aquí en esta
esquina, no es necesario pasar por encima sin mirar.
Actor: ¿A qué te
refieres?
Visitante: A ese
hombre que está allá acostado debajo del puente.